Tuesday, March 02, 2010

LA NEO-APERTURA PETROLERA




“La imitación es la forma más sincera de la adulación”, Charles Caleb Colton (1780–1832)



“El ministro de Energía y Petróleo, Rafael Ramírez, anunció anoche que el consorcio español Repsol y el estadounidense Chevron, entre otros, ganaron la licitación para la participación en el desarrollo de los bloques Carabobo 1 y 3, respectivamente, de la Faja Petrolífera del Orinoco.” Ultimas Noticias, Febrero 11, 2010.

Con este anuncio, y después de un largo y tortuoso camino de años de negociaciones tras bambalinas y anuncios fallidos, PDVSA finalmente logró adjudicar parte de la cuantiosa reserva de la Faja del Orinoco para su desarrollo.

Sería muy fácil escribir irónicamente sobre lo paradójico de este hecho, después de todo, este gobierno lleva la mayor parte de de los últimos 35 años denigrando de la participación privada, y sobre todo extranjera, en el sector de hidrocarburos.

¿35 años? Seguro te equivocas, pensará mi avizorado lector ¡Este gobierno “solo” lleva once años! Sí, pero no. La ideología de anti participación privada es atávica en los venezolanos. Se pudiera decir que esta “idea fija” data de los escritos de ese gran venezolano Rómulo Betancourt (recogidos en el libro: “Venezuela, Política y Petróleo), quién sembró la semilla del final de las concesiones, la creación de la compañía estatal, la eventual estatización de la industria petrolera y la mayoría de los prejuicios que pueblan la mente de nuestra clase política sobre el tema petrolero – tantos blancos y azules como rojos.

Pero no hay necesidad de volver tan atrás. Durante el debate que llevó a la estatización en 1975 (hace 35 años), gente como Alvaro Silva Calderon, Gastón Parra, Potella, Mieres y otros miembros del panteón de la “izquierda borbona” (Teodoro Petkoff dixit), se opusieron de manera militante al artículo 5 de la LOREICH (Ley Orgánica que Reserva al Estado la Industria y Comercialización de los Hidrocarburos). Recordemos que ese artículo establecía las condiciones generales para la participación de compañías privadas en el sector recién entonces estatizado.

Luego, en la década de los noventa, los mismos actores fueron los más acérrimos enemigos de la estrategia de “Apertura Petrolera”, aliados al entonces diputado Alí Rodriguez Araque, desde siempre vocero político de las ideas recalcitrantes del Prof. Alemán: Bernard Mommer. Estos dos personajes se encargarían luego, el primero ejecutando y el segundo proveyendo los argumentos, de la destrucción sistemática de PDVSA; labor esta que finiquitó, también bajo la tutela de Mommer, Rafael Ramirez.



No es este el lugar para una defensa sopesada de la estrategia de Apertura Petrolera, mejores mentes ya lo han hecho y lo continuarán haciendo. Además, que mejor defensa de esa estrategia que la Ley de Hidrocarburos y la Ley de Hidrocarburos Gaseosos, ambas aprobadas bajo esta administración. Estas leyes reivindican explícitamente la participación del capital privado, al eliminar la reserva del estado sobre el sector.

Y qué decir de los más de un millón de barriles diarios de producción que dicha Apertura llegó a aportar, aún durante los tiempos más turbios de la década que acaba de terminar, y antes de que PDVSA siguiera la ruta del “auto suicidio” y decidiera tomar control operacional de esos barriles – pero ese es otro tema.

La verdad de la Apertura Petrolera, es que ella recobró para Venezuela su debido lugar como una de las provincias petroleras más atractivas del planeta. En particular, la apertura en la Faja del Orinoco hizo que esta gigantesca acumulación dejase de ser una quimera, y se convirtiera en una realidad, haciendo de los campos de gamelote en el oriente del país, un desarrollo petrolero moderno. Devolviéndole a Venezuela, entre otras cosas, el posicionamiento estratégico que había perdido frente a sus reales competidores/aliados, los países de la OPEP.

Pero estos no son los primeros proyectos que este gobierno anuncia con bombos y platillos: la Plataforma Deltana, el proyecto Mariscal Sucre (ex Cristóbal Colón), el proyecto Rafael Urdaneta, son todos la consecuencia lógica de los logros de la Apertura Petrolera de los años noventa, aunque su progreso a la fecha deje muchísimo que desear y no sean hasta ahora más que promesas no materializadas.

El Ministro responsable de PDVSA, hace esfuerzos para explicarnos porque está nueva apertura es mejor que la anterior. Que si la regalía, que si el impuesto, que si la mayoría, que si el bitumen. Malabarismos verbales y numéricos cuya flacidez denota que, aunque el Prof. Mommer ya no habita en el ministerio, sigue siendo el libretista. Habría que preguntarle al ministro: ¿quién le devuelve al país las oportunidades perdidas, a consecuencia del laberinto ideológico en que han estado deambulando por la última década?

Ha tomado la mejor parte de once años para que este gobierno reconozca lo que ya era obvio en los noventa: que las oportunidades petroleras venezolanas siempre serán más que lo que la compañía estatal por si sola puede acometer, la de antes y qué decir de la de ahora; y que la autarquía petrolera es incestuosa y en última instancia ineficiente. De que valen declarar las reservas de hidrocarburos mayores del mundo cuando se tiene una industria petrolera alicaída e ineficiente.

Sin embargo, no nos hagamos ilusiones de que estos nuevos proyectos tendrán el mismo éxito que la Apertura original, aunque como venezolanos esa debería ser nuestra esperanza. Como buen exponente del “doublé think” orwelliano, este gobierno en cualquier momento puede da una voltereta y convertir a sus nuevos socios de héroes en villanos y descarrilar los proyectos, ya lo ha hecho antes.

Las compañías que hoy hacen la apuesta a Venezuela saben que toman un gran riesgo al negociar con el actual gobierno. Pero hoy día, las oportunidades de acceder a reservas de la magnitud que Venezuela ofrece son casi inexistentes y me imagino que en su mente dirán que el tiempo juega a su favor y otros vientos soplarán para cuando de verdad haya que desembolsar su dinero.

Hete aquí entonces que la maltrecha PDVSA de hoy, ante el creciente deterioro de su capacidad de ejecución y su declinante producción, y en una posición de franca minusvalía técnica y gerencial, retoma el camino trazado por la Apertura Petrolera, convalidando la visión y la estrategia que hace ya tres lustros se fraguó.

Esta vez, y esto hay que subrayarlo, sin que un solo político, ni de un lado ni del otro del espectro ideológico, haya emitido la más mínima opinión. No sé si esto es señal de un nuevo acuerdo nacional implícito sobre el tema, o como me temo, producto de la indiferencia e ignorancia con la que ahora se tratan los temas importantes de la Nación y en particular el petróleo.

En fin, la faja del Orinoco sigue siendo, hoy como ayer, la clave del futuro petrolero de Venezuela y debemos observar con interés este nuevo capítulo, y rogar que en esta ocasión, a pesar de los defectos que se le puedan asignar a esta neo-apertura (mis minúsculas), el aforismo popular, “nunca segundas partes fueron buenas”, no se haga realidad. Esperemos que un futuro gobierno no se vea en la obligación de enderezar los entuertos que hoy no aparecen a simple vista en estos proyectos, pero que de seguro existen.

No es la reivindicación adecuada, pero estoy seguro que quienes antes idearon y materializaron la Apertura Petrolera, les costará no esbozar una sonrisa...

Reproducido en : ABC de la semana, marzo 2010
y en Analitica.com, marzo 2010

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