Sunday, December 16, 2012

De Azules y Rojos


De Azules y Rojos

Navidad 2012


“Bien vale la pena sufrir contratiempos y penalidades - en mi caso, desconocimiento de derecho legítimo y privación del goce de la Patria- si al cabo de ello, un buen día nos sale un rasgo de nobleza humana que nos restituya la fe que hayamos perdido”
Rómulo Gallegos. Carta al General Briceño Linarez. Diciembre 1959

Hoy, 16 de Diciembre de 2012, mientras escribo esto, Bogotá explota de alegría por la victoria futbolística del Club Millonarios ante el Independiente de Medellín.  Entre fuegos artificiales, pólvora como es el decir en este lugar de los andes, caravanas ruidosas, y la inexplicable costumbre de rociar de harina a los indefensos peatones, la hinchada azul celebra su primer campeonato nacional después de una sequía de 24 años. Los rojos fanáticos del ”poderoso” Medellín, sus rivales en el juego de hoy en el Campín,  se lamentan  amargamente de la oportunidad perdida, mientras deambulan por  el camino de  los vencidos de vuelta a la montaña paisa.

Mientras tanto, en el otro lado de la frontera, los rojos partidarios  del PSUV celebran lo que pareciera ser una victoria aplastante en las elecciones regionales, mientras una multicolor oposición se lame las heridas de una derrota que se une a la traumática elección presidencial de hace apenas dos meses. Una celebración amarga sin embargo,  a la espera de lo que aparenta ser el último acto del folletín del barinés que los lidera, o al menos así lee el libreto.

De estos contrastes,  sorpresivos, qué no inesperados, ha estado hecho este año que termina, y que nos consigue sentados lejos de ese pedazo de tierra que escogemos llamar patria, pero sin embargo  bajo el mismo cielo. Hete aquí entonces que, una vez más,  con motivo de la Navidad, le dedico unas líneas a mis amigos, a mis compañeros de travesía y aquellos que por virtud de la red terminan siendo mis lectores eventuales.

Si algo he aprendido  de estas crónicas durante los últimos años, es que mis lectores siempre procesarán mis palabras a su mejor saber y entender,  sin importar la razón por la que yo las escriba, que en ultima instancia es para entenderme mi mismo, o lo que quise decir. En ese trashumar de vocales y consonantes, mi aparente nostalgia se podrá convertir en melancolía para algunos, mientras que mi eventual alegría será criticada como ingenuo optimismo por otros. La belleza de este medio es que, si uno es sortario,  las líneas cobrarán vida en la mente de quienes las leen y las  transformarán en suyas, retocadas con su propia paleta y dentro de su propia circunstancia.

Debo confesar que,  a pesar de la evidencia en contrario, tenía la esperanza de que este año muchos de nosotros pudieran dar el primer paso de lo que sería el largo y dificultoso regreso a Ítaca, pero los fantasmas de nuestros ancestros han decidido que el purgatorio debe continuar por un rato más, y no solo me refiero a resultados electorales. Después de casi diez años de los sucesos del Paro Cívico del 2002, y como muestra de lo que para mi aun hoy es el inexplicable talante persecutorio de los rojos, 180  ex trabajadores de PDVSA hemos sido otra vez sometidos al escarnio público, y a sanciones pecuniarias irracionales e impagables.

Quienes esto promueven lo hacen motivados por el rencor y el resentimiento que siempre ha acompañado sus acciones, tratando de justificar lo injustificable de sus acciones de entonces, y buscando en última instancia mantenernos excluidos de nuestros derechos como ciudadanos,  y lo más importante robarnos de nuestro derecho a vivir en paz. ¡No les daremos el gusto de cosechar nuevos resentimientos!

Dicen los  estudiosos que en estas fechas la antigua Roma celebraba el solsticio de invierno y  el nacimiento anual del Sol invicto (natalis invicti Solis), y que luego esto fue tomado por la naciente iglesia cristiana como una fecha propicia para celebrar el nacimiento de Jesús. Por las razones que sea, bien por razones paganas o cristianas, los que nos inscribimos en la cultura occidental celebramos durante estas fechas el fin de la larga noche y el renacimiento de la luz.

Pero esa luz no es una esperanza vana, como muchos pudieran pensar en un mundo cada vez más cínico y materialista. Al contrario, me reconforto de su existencia  real en el valor  de mis compatriotas venezolanos,  que luchan todos los días contra gigantescos  obstáculos por lo que consideran son nuestros derechos,  a pesar de la adversidad y la incomprensión de muchos que debieran ser sus aliados naturales. Veo la luz en los presos políticos y sus familias, quienes a pesar del dolor que su injusto encierro acarrea, mantienen un espíritu de lucha que admiro y que encuentro casi  inexplicable. La veo en las palabras de mi amigo Germán García Velutini, quien después de 11 meses de inhumano secuestro nos dice que lo que hay que preguntarse no es ¿por qué a mi? si no ¿para qué a mi?. La veo en aquellos que lejos de su tierra hacemos patria en otra patria, sin egoísmos y agradecidos de a la tierra que nos cobija. También la reconozco en mis compatriotas colombianos que siguen buscando, contra viento y marea, el fin de la violencia fratricida que nos aqueja desde hace décadas, y que aun pareciendo una labor de Sísifo, la acometen ineludible y valerosamente. La veo en última instancia en nuestras hijas que crecen fuertes de espíritu en un mundo que aunque foráneo han convertido en suyo, enseñándonos con el ejemplo.

De manera amigos míos que este año no hay Petrolia melancólica, ese artefacto de mi imaginación para celebrar a los petroleros de otrora, ya no necesitan que yo los reivindique, sus hechos son suficientes. No hay gaitas del terruño al ritmo de balancines de la costa oriental del Lago. Tampoco hay voces desde allende los mares, nostálgicas de un pasado que no existe  más que en nuestra febril memoria. Lo que hay es el presente que tenemos, desde donde podemos y debemos construir, dondequiera que estemos, un futuro del que nos podamos enorgullecer.

La larga noche dará paso al nuevo día, los fantasmas se desvanecerán con la luz del sol invicto, develando el camino de  la esperanza hecha realidad.

La ciudad en la sabana sigue ruidosa, los azules vencieron hoy a los rojos, ¿o fue al contrario?


¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!

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