Monday, October 02, 2023

Palabras de Apertura ENERCOL 2023.

  




Damas y caballeros, estimados participantes, distinguidos invitados:

 

Muy buenos días y bienvenidos a ENERCOL 2023, la 40 conferencia Energética Colombiana.

 

Debo comenzar por agradecer a la Asociación Colombiana de Ingenieros (ACIEM) por su gentil invitación a coordinar el comité organizador de la agenda académica de este evento. Ha sido un reto enriquecedor personal y profesionalmente, que me ha permitido aprender de un grupo destacado de profesionales que han donado generosamente su tiempo y su conocimiento. También quiero reconocer la labor de Luz Marina Oviedo y Mauricio Medina y su equipo, sin quienes nada de esto fuera posible.

 

Para mí, es un honor estar hoy frente a ustedes: un grupo tan diverso y calificado de personas, incluidos representantes del gobierno, la industria privada y la academia, tanto nacionales como internacionales, que hoy se congregan aquí para explorar el futuro energético de Colombia.

 

La transición energética no es solo una frase de moda, sino una transformación fundamental para el futuro del sector energético de Colombia. Como ingenieros, aplaudimos que el asunto de la energía ya no sea solo asunto de los técnicos, sino que se haya convertido en objetivo de la discusión político social. Entendemos, sin embargo, que, en ese nuevo escenario, las conversaciones son más complejas y que será más difícil encontrar consensos. Es nuestro mandato en ENERCOL ayudar a encontrar nuevas síntesis. Y colaborar en la formación de consensos.  

 

La naturaleza ha dotado a Colombia con importantes recursos naturales, particularmente en forma de combustibles fósiles: petróleo, gas y carbón, así como también una privilegiada cuenca hidrográfica; hoy le añadiríamos el viento y el sol y, porque no, la minería. De esos recursos se han obtenido beneficios industriales, técnicos,  económicos y sociales sustanciales; han impulsado el crecimiento y el desarrollo del país y de su gente durante décadas. No hay duda de que ese desarrollo no ha sido perfecto. Y es nuestra la responsabilidad de aprender de nuestros errores y construir sobre nuestros aciertos.

 

Los ingenieros sabemos que la transición, entendida como una sucesión de cambios hacia otro estado, no es más que la evolución natural del universo; no es la excepción, es la regla. Enfrentar la necesidad urgente de abordar las cuestiones críticas del calentamiento global, la seguridad energética y el desarrollo económico, un trilema que no tiene una solución ni obvia ni sencilla, es la misión natural del ingeniero; es un reto que uno debe abordar entendiendo que se requieren compromisos sobre soluciones sostenibles. Aproximarse a este tema esperando encontrar soluciones fáciles es la mejor fórmula para fracasar.

 

Nos encontramos, en una encrucijada. El mundo está cambiando y el panorama político, social, económico y energético está evolucionando a un velocidad sin precedentes. Los desafíos son innegables.

 

Pero en cada desafío hay una oportunidad. La transición energética nos ofrece la oportunidad de transformar estos desafíos en motores de progreso y prosperidad económica. Nos encontramos en el umbral de una era en la que las fuentes de energía renovables, la sostenibilidad y la innovación tecnológica emergen como los pilares de un futuro posible. Pensar que podemos detener las fuerzas sociales, económicas y políticas que promueven los nuevos escenarios energéticos es ingenuo, o al menos miope. Al mismo tiempo, creer que esa transición ya está definida y que las soluciones propuestas solo esperan por ser implantadas, y no deben pasar los filtros tecnológicos y económicos que la sociedad exige de aquellos que gestionan los dineros públicos, es igualmente ingenuo.

 

Nuestras deliberaciones en los dos próximos días buscan profundizar, aunque no agotar,  diversos aspectos de la transición energética: desde el marco institucional hasta las políticas públicas, desde la continua relevancia de los combustibles fósiles a las energías renovables, desde el rol de las empresas hasta el rol de las comunidades.

 

Pero no olvidemos en esas deliberaciones que la transición que queremos requiere colaboración y compromiso de todos los sectores: gobierno, industria, academia y sociedad civil. Nuestros esfuerzos no solo tendrán un impacto en nuestro medioambiente, sino que también darán forma a la competitividad y la resiliencia de la economía de la nación. Aunque la discusión es en el aquí y en el ahora, son las generaciones futuras quienes se beneficiarán o no de las decisiones del presente.

 

Permítanme compartir lo que creo son los elementos principales de la Transición Posible:

 

1. **Visión Clara**: Colombia necesita una visión integral y coherente para su transición energética, que combine los objetivos climáticos con la búsqueda bienestar de la mayoría. Debemos establecer objetivos, cronogramas e hitos claros que guíen nuestro camino a seguir.

 

2. **Diversificación**: Si bien los combustibles fósiles han sido una fuerza impulsora de la economía, debemos diversificar nuestra combinación energética para incluir energías renovables como la solar, la eólica y la hidroeléctrica. Esto no solo reduce nuestra huella de carbono, sino que también crea nueva fuentes de inversión y mejora la seguridad energética, sobre todo en el largo plazo.

 

3. ** Tecnología e innovación**: La transición energética no se trata solo de cambiar las fuentes de energía; se trata de aprovechar la tecnología y la innovación para aumentar la eficiencia y reducir el impacto ambiental. Y que ese espíritu de innovación percole al resto de la sociedad.

 

4. **Inclusión**: Necesitamos políticas inclusivas que consideren las necesidades de todas las partes. Esto incluye apoyar a las comunidades afectadas por la transición y facilitar el acceso a energía asequible para todos.

 

5. **Colaboración global**: Dada la interconexión del mundo, debemos participar activamente en la cooperación internacional para aprender de las experiencias de otros, acceder a los mercados globales y contribuir a un futuro sostenible.

 

6. **Producción responsable de energía**: también debemos garantizar la producción y gestión responsables de nuestros recursos de combustibles fósiles existentes y las nuevas energías, minimizando su impacto ambiental.

 

 

La transición energética es un proceso gradual. Diversificar la economía reemplazando los combustibles fósiles llevará tiempo – hoy, más de 80 % de la energía global proviene de fuentes fósiles. Es una tarea titánica, hasta utópica, pero no imposible. Por otro lado, financiar el reemplazo los combustibles fósiles, cuando una economía depende en gran medida de su producción y exportación, presenta retos complejos. Requiere una planificación cuidadosa, diversificación, y estrategias de financiación innovadoras. 

 

Descarbonizar la economía, mientras la electrificamos, es un objetivo loable, no tengamos dudas, pero tampoco soslayemos las variables no tecnológicas que hay que tratar y resolver. 

 

El crecimiento en el uso de energías renovables, eólica y solar, por ejemplo, requerirá de duras negociaciones con las comunidades para desarrollar los proyectos en sus tierras, como la reciente problemática del proyecto de ENEL en la Guajira evidencia. Y que podemos decir de la capacidad de transmisión eléctrica que se debe construir para traer la electricidad a los centros poblados. Si hoy es complejo negociar el paso de un taladro para perforar un pozo de gas natural o petróleo, que ocupa una mínima superficie, imaginemos la complejidad de lograr acuerdos para intervenir cientos de kilómetros del territorio. 

 

 

Si estamos aquí reunidos es porque entendemos la importancia para Colombia de tener acceso a energía confiable, asequible y sostenible.  Los invito a una conversación abierta, a descubrir nuevas ideas y propuestas, para hacer de Colombia un líder en el uso eficiente y desarrollo adecuado de energía sostenible. La energía no entiende ni de izquierdas ni de derechas.  El medioambiente no tiene ideología. 

 

 

Termino citando a Henry Palmer, ingeniero inglés del siglo XIX:

 

“El ingeniero es un mediador entre el científico y el mecánico que trabaja y, como un intérprete entre dos extranjeros, debe comprender el lenguaje de ambos, de ahí la absoluta necesidad de poseer conocimientos tanto prácticos como teóricos”.

 

Hoy pudiéramos decir que el ingeniero debe servir de mediador entre lo políticamente deseable y lo tecnológicamente posible y, es necesario que comprenda tanto el lenguaje de la tecnología como de la política.

 

 

Muchas Gracias

 

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