Friday, December 23, 2016

CANCION DE NAVIDAD V2 (2016)


En navidades del 2004, tomé la historia de Dickens como telón de fondo para mi saludo navideño en este blog. Hoy, 12 años más tarde, poco le puedo agregar, así que emulando a los editores que han explotado a Dickens a lo largo de décadas, me permito re-publicarla, con algunos cambios menores que toman en cuenta el tiempo transcurrido, pero con el mensaje aún intacto y relevante, y con mi esperanza aún puesta en que Venezuela pueda resurgir.




Luis A. Pacheco
Con mis excusas a Charles Dickens

“He intentado en este librito fantasmal, levantar una idea fantasmal, que no les quitará a los lectores de su estado mental, del trato el uno con el otro o de las fiestas navideñas. ¡Qué el relato frecuente a sus casas con alegría! , su amigo y sirviente fiel” Charles  Dickens.


En 1843, Charles Dickens, el escritor de la Inglaterra victoriana por excelencia, publicó un cuento titulado: “La Canción de Navidad” (Christmas Carol), que con el tiempo ha llegado a convertirse en una de las historias de Navidad mas contada.


Esta obra narra la historia del avaro prestamista Ebeneezer Scrooge, a quien, durante una gélida Nochebuena, solo en su casa, se le apareceren tres espíritus o fantasmas, que representan su pasado, su presente y su futuro. Tras esta visita, y tras vislumbrar la soledad y la muerte que le aguardan y sus causas, sin amigos y sin familia, Mr. Scrooge se ve obligado a cuestionar los valores por los que vive.

Estamos en tiempo de Navidad y por lo tanto de tradicional júbilo. Tiempo de regalos y amor. Tiempo de compartir con familia y amigos. En fin, tiempo de reflexión.

El petróleo venezolano, es decir Venezuela, tal como Mr. Scrooge en el cuento de Dickens, tiene también un espíritu del pasado, un espíritu del presente y un espíritu del futuro.

No por casualidad el espíritu del pasado nos transporta al 14 de diciembre de 1922, hace ya más de noventa años: El reventón del Barroso No.2 y su impacto en el tránsito del gomecismo al siglo XX.

Tal como a Mr. Scrooge en el cuento de Dickens, el espíritu del pasado nos remonta al tiempo de nuestra niñez como Nación, cuando con ojos asombrados contemplábamos el potencial de futuro que todo niño posee, y cultivábamos con inocencia el sueño de alcanzar el progreso.

Este sueño, lo hemos materializados como Nación, a ratos, a lo largo de estas últimas nueve décadas a lomos del petróleo, pero el tiempo, nuestros errores, y el miedo a la modernidad de la clase política, han hecho que se desdibujen.

El espíritu del presente, como el cuento de Dickens, nos muestra en su cruda realidad los resultados de nuestros errores como Nación: El desperdicio de la riqueza petrolera a lo largo de las últimas cuatro décadas, la explotación de la mina petrolera bajo la visión del enclave, y de lo que los economistas llaman la visión rentista.

Ciclos de bonanza y decadencia, de los cuales pareciéramos aprender poco, con la excepción de cómo ordeñar la falsa bonanza.

La destrucción del sueño de la Venezuela posible, en la encarnación de sus instituciones más preciadas, por un grupo de facinerosos que también crecieron a la sombra de la renta, se erige como un ruidoso fantasma que marca un tránsito de vida nacional lleno de oportunidades perdidas y de revolución estéril y carroñera.

Pero al igual que a Mr. Scrooge, el espíritu del futuro nos da una segunda oportunidad. Nos permite proyectarnos y entender que de seguir por el camino que vamos, las navidades futuras nos depararán sorpresas aún más desagradables.

El País, en la persona de aquellos que hoy lo conducen, de ambos lados de la talanquera, va a camino a desbarrancarse. El espíritu del futuro nos permite vislumbrar el pueblo fantasma en que nos convertiremos, si permitimos que la mentalidad que prevalece (y no hablo solo del gobierno de turno) nos continué dirigiendo.

El petróleo (la mina) y sobretodo la manera como seguimos entendiendo los conceptos de riqueza y de pobreza, nos hace derivar hacia un futuro sombrío (en el símil de Dickens, hacia una muerte sórdida y solitaria), producto de la incapacidad de nuestra sociedad (Mr. Scrooge) de aprender de su experiencia.

Pero es Navidad, y al igual que en el cuento de Dickens, la visita de los espíritus del pasado, el presente y el porvenir nos ofrece la posibilidad de meditar sobre un diferente destino; reivindicando lo bueno del pasado y elevando la mirada sobre un presente que se nos hace pesado, hacia un futuro que tenemos la obligación de construir, o si no a sufrir.

 El petróleo ha sido nuestra bendición y nuestra maldición. El pasado y el presente es una colección de lecciones sobre las cuales podemos y debemos construir nuevas realidades. No hay destinos irremediables. Debemos abandonar el fatalismo y abrazar las posibilidades que el espíritu del futuro nos ofrece. Para ello debemos empezar por cambiar el presente más allá de las pequeñas mezquindades que hoy nos envuelven. Debemos atrevernos a soñar sin límites.

Mr. Scrooge, atormentado por su experiencia fantasmal de nochebuena termina rogándole al espíritu del porvenir:

“Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré guardarla todo el año. Viviré en el pasado, en el presente y en el porvenir. Los espíritus de los tres no se apartarán de mí. No olvidaré sus lecciones. ¡Oh, decidme que puedo borrar lo escrito en esa piedra!” [hablando de su lápida]

 De más esta decir que Ebeneezer reforma su vida y el cuento tiene un final feliz.

En nuestro caso tenemos la obligación de creer que todavía existen venezolanos que creen en el ideal de libertad y progreso (lo tengo por seguro), y que trabajan todos los días para que estas ideas germinen en nuestros corazones, e impulsen la construcción de un mejor y diferente país; no hacia un final feliz, sino hacia un nuevo y necesario comienzo.



¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!

2 comments:

Franco D´Orazio said...

Muy bueno el escrito... y sobre todo el mensaje!
Feliz Navidad a todos...
Franco.

mario said...

Felicitaciones por un excelente escrito y bien expuesto la situación actual de nuestro pobre país.

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